“Ser mujer indocumentada en República Dominicana, hiere en lo más profundo del corazón” Ana María Belique

 

Ana María Belique, nació en República Dominicana, es defensora de los derechos humanos de los descendientes de haitianos, y pertenece a la ONG Centro Bonó desde el año 2010.

A raíz del terremoto en Haití en este mismo año, tomó el cargo de asistente social  y trabajó con la parte de emergencias, acompañamiento médico y psicológico para los afectados.

Por otra parte, Belique, es afectada de manera directa por la problemática de la documentación, por ser hija de haitianos. Tuvo intenciones de entrar a la universidad para cursar una carrera y no pudo por no tener el documento de identidad.

“Al llegar al Centro Bonó comenté mi problema, ya tenían varios casos de personas con la misma inquietud porque sus padres eran haitianos. Luego la organización se reunió y pensaron en cómo sacar a la luz todas estas situaciones. Así que aprovecharon que tenían una campaña activa, que aunque era combatida por fuerzas oficiales, decidieron tocar el tema y ejercieron varias acciones, estrategias, incidencias, acompañamiento y comunicación con las personas afectadas”, explicó.

Al mismo tiempo, la activista añadió que el Centro Bonó llevó su caso a Tribunales, y aunque ganaron la sentencia,  lamentablemente no le dieron el acta de nacimiento.

A partir de allí, la organización creó grupos de formación en diferentes comunidades y provincias en la República Dominicana, y concientizaron a la gente del tema. Además, hicieron una especie de base de datos de cuántas personas afectadas existen y dónde están. Con esto, podían contar con el apoyo de abogados y las voces de todos los dominicanos de ascendencia haitiana.

“Fue un proceso de reflexión personal, de formación y de conocer todo lo que se puede hacer como afectado”, dijo Ana María.

En el año 2012, le dieron la oportunidad de trabajar directamente con la población dominicana de ascendencia haitiana en el país, cuando el problema se estaba tornando más agudo, y pudo iniciar su labor de vocería a nivel mediático y en los medios de comunicación.

“Me dediqué a un tema único y específico porque en el Centro Bonó hemos querido desligar el tema de dominicanos con ascendencia haitiana y el tema migratorio, porque mientras se mezcla un tema con el otro, es difícil buscarle la conclusión. No es lo mismo el derecho de los dominicanos de ascendencia haitiana, que el derecho de los migrantes que vienen de Haití, porque muchos no tienen documentación y son poblaciones diferentes”.

Regresando al tema de su documento, la defensora de los derechos humanos, comunicó que en el año 2011, después de que ganó la primera sentencia, la Junta Central Electoral demandó su inmunidad ante los tribunales. Entonces, la Suprema Corte emitió una resolución ordenando que le entregaran su acta de nacimiento.

Así fue como le entregaron el documento a finales de noviembre del 2011, y pudo ingresar a la universidad para iniciar la carrera en el año 2012.

Sin embargo, en el 2013 la Junta Central Electoral, la demandó otra vez, y está cumpliendo actualmente con los procesos pendientes en los Tribunales.

Más incidencias

Ana María informó que la Junta Central Electoral, está pasando del Registro Civil Dominicano a todos los nacidos en República Dominicana con ascendencia haitiana, a un libro de transcripción que salió de la Ley 169-14.

“Nosotros tememos que con este libro de transcripciones, los dominicanos de ascendencia haitiana, ya no gocemos de todos los derechos políticos que teníamos como los demás dominicanos. Es un riesgo latente”, declaró.

Y añadió que después de esta sentencia toda la comunidad internacional recomendó a República Dominicana una solución. Sin embargo, la única salida que encontraron fue la emisión de esta ley, que no ha servido para nada, solo los ha dejado en una situación peor, porque permitió que la Junta Central Electoral use la ley para segregarlos ilegalmente.

¿Cuál es la base y cuál es la necesidad?, preguntó la activista, al tiempo que explicó que existen tres libros ordinarios para el registro civil: el primero es donde inscriben a los dominicanos, el segundo es el libro de extranjería donde inscriben a todos los hijos de madres extrajeras en situación irregular, cumpliendo la Ley de Migración del año 2004 y que empezó a funcionar en el año 2007. Y el tercero, con la Ley 169-14, la Junta Central Electoral se inventó un libro de transcripción que incluye únicamente a los hijos de ascendencia haitiana.

“Es una segregación en pleno siglo XXI, cuando el  mandato de la Junta Central Electoral era únicamente reconocer, validar y entregar las actas de nacimiento a todas las personas que ya tenían la nacionalidad dominicana. Entonces ahora hacen una maraña para que los dominicanos no puedan gozar de su nacionalidad, ni de su documentación”, apuntó.

La activista denunció que la Junta Central continúa un proceso burocrático de auditoría, regularización, autorización y aprobación, separando a quién se lo dan y a quién no, o quién transcribe en el libro.

Agregó, que ha sido un proceso muy difícil porque hay mujeres que teniendo su cédula nacional electoral, son dominicanas, dieron a luz y no han podido declarar el nacimiento de sus hijos.

“Esos niños recién nacidos no son reconocidos por el estado dominicano, porque la Junta Central no ha querido admitir la declaración de los mimos. En este sentido, las mujeres somos las que sufrimos más todo este trauma, porque hay muchos casos que aunque tengan sus documentos normales, el organismo del Estado está empecinado en no respetar sus derechos”.

Promesas

Ana María apuntó que la Ley 169-14 dividió en dos grupos a la población en República Dominicana: Grupo A y Grupo B.

El Grupo A son los que ya están inscritos desde el nacimiento, y el Grupo B son quienes nunca fueron inscritos y no tienen ningún tipo de documentación.

Entonces, los que pertenecen al Grupo B, son obligados a registrarse en el Plan de Regularización de extranjeros en el país, en el cual, el Estado dio 90 días para que todo el que no está inscrito en el registro civil dominicano, acudiera a inscribirse a dicho Plan, con la promesa de que dentro de 2 años podía acceder a la naturalización.

“Son personas que nacieron aquí, son de padres extranjeros, pero que por una razón u otra nunca pudieron inscribirse en el registro civil dominicano, y no tienen ninguna documentación en sus manos”, expuso, y al tiempo explicó que estas personas para ser dominicanos, tienen que pasar por un proceso de regularización migratoria, es decir, hacerse inmigrantes y después podrían optar por la naturalización.

“Pasaron los primeros 90 días y apenas 900 personas se inscribieron y el Estado tuvo que dar otra prórroga, ¿qué sucede? Que hay varios casos de personas que no pudieron acceder a este proceso por diferentes motivos”, acotó.

Por ejemplo, al Centro Bonó llegó una joven que es hija de inmigrantes y nunca fue registrada, hizo todo lo posible para lograrlo, pero no pudo porque su madre no tiene ningún documento.

Por lo tanto, si tus padres no tienen ningún documento, así hayas nacido en República Dominicana y quieras registrarte, no puedes, aunque ellos hagan una declaración jurada, los acompañe un testigo, y tengan un documento del hospital donde nació. A pesar de eso no fue aceptada.

“Esa joven tiene dos niñas de padre dominicano, él quiere reconocerlas y hacerles la declaración, pero como la madre no tiene documentación aunque es dominicana, no puede registrar a sus niñas”, contó la activista.

Además, esta mujer no puede registrarse en el Plan Nacional de Regularización porque pierde cualquier tipo de posibilidad de ser reconocida como dominicana, y los requisitos son mucho más difíciles de cumplir; se necesita tener documentación de Haití y debe pagar 10.000 pesos, el equivalente a 205 dólares.

“Es mucho dinero para una persona migrante y más para hacer un proceso normal”, lamentó Ana María.

Labores en el Centro Bonó

La también defensora de los derechos humanos, contó que le toca convivir con el drama de la negación a la nacionalidad dominicana para los hijos de inmigrantes.

“Este drama lo viven de manera especial las mujeres porque en el país se ha modificado todo el tema de la legislación, y hoy en día, la mujer tiene la posibilidad de declarar al hijo, es decir si das a luz sola, sin compañía del padre, puedes declarar el nacimiento del hijo, pero si eres inmigrante en situación irregular, no puedes hacerlo así el esposo sea dominicano, por lo cual el niño no puede ser dominicano”, comentó.

Quiere decir que no hay diferencia legal entre migrantes irregulares y nacidos en República Dominicana, porque ninguno cuenta con derechos.

Dijo que hasta ahora se conocen muy pocos casos de otras nacionalidades que les haya pasado lo mismo, aunque el tema de la nacionalidad es algo que viene latente en la sociedad dominicana desde 1929, cuando la sentencia del Tribunal Constitucional quiso sacar de raíz el problema, negando la nacionalidad a quienes nacieron en el país desde ese año hasta el presente.

“Lo que intentan es generalizar la situación para hacer creer que no se trata de una medida exclusivamente para los haitianos, pero en realidad es algo que ha afectado sobre todo a los hijos de inmigrantes haitianos”, explicó.

Agregó que este fenómeno sucede porque es la masa más significativa en el país, y en segundo lugar, porque están en condiciones vulnerables y en un nivel económico deplorable.

“A nivel racial, son mucho más discriminados por ser negros. Así que ser pobre, negro, mujer y descendiente de haitianos son todos los factores que potencian la vulnerabilidad en República Dominicana. Mucha gente utiliza el término ´haitiano´ como sinónimo de insulto o de manera despectiva hacia otra persona”, informó Ana María.

Aceptando que no pasa lo mismo con venezolanos o americanos, quienes también han emigrado a su país, “se ha querido en estos últimos tiempos hacer la medida para adecuar a otras nacionalidades, sin embargo, sigue siendo muy mínima la cantidad de inmigrantes de otros países, hasta el momento no he conocido o no han salido ni 10 casos de otras nacionalidades con el mismo problema. Es más noticia los miles de casos de dominicanos hijos de haitianos”.

En relación a los derechos humanos y el trabajo de las mujeres en República Dominicana, Ana María dijo que la Colectiva Mujer y Salud, es una organización feminista, que defiende los derechos humanos de las mujeres, al igual que el movimiento de Mujeres Dominico-Haitianas (MUDHA) que han trabajado desde hace años con Amnistía Internacional, siendo un colectivo creado por Solange Pierre, quien falleció en el 2011.

Asimismo, existen otros grupos feministas que en su momento han apoyado y alzado la voz de manera muy activa por la lucha, trabajando directamente el tema de las dominicanas sin documentación, ya que la fundadora era dominicana de ascendencia haitiana, y vive a diario el drama del racismo y la discriminación.

Al mismo tiempo, Ana María Belique, expuso que trabaja con Rosa Iris Diendomi, vocera del Movimiento Reconocido, y también afectada por ser hija de padre haitiano y madre dominicana.

“Actualmente las dos llevamos la coordinación del Movimiento Reconocido, integrado por jóvenes afectados por esta política de desnacionalización y racismo de manera más latente a partir del 2007. El Movimiento surgió a raíz de una campaña del Centro Bonó, en el cual los jóvenes decidieron no dejar el proceso en el marco de una campaña, sino ser una lucha social impulsada por la problemática, para llevarlo más allá de la sociedad civil, incluyendo personas afectadas de manera directa”.

Este grupo desde el año 2010 se mantiene activa en las calles, como movimiento social, realizando movilizaciones de forma pacífica, concentraciones y llamando la atención para acabar con la discriminación.

Ana María agregó que también hay otras organizaciones en República Dominicana que trabajan la temática, pero como ONG.

Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer

La activista dominicana comunicó que el día 25 de noviembre, en su país se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, y uno de los motivos para evocar este día es por hechos que marcaron la historia, como el asesinato de las hermanas Mirabal en 1960, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

“En esta fecha hacemos mucho énfasis en el tema de la violencia intrafamiliar y feminicidios. Desde el Centro Bonó tocamos el tema pero no es el eje central de nuestro trabajo”.

Avances en la labor femenina

La defensora de los derechos humanos, consideró que a pesar que hay tantos retos en el mercado laboral, la mujer dominicana ha ido avanzando poco a poco por el simple hecho de que hay más féminas participando en la política de su país.

“Por primera vez en la República Dominicana tenemos a una mujer presidiendo el Senado de la República, recuerdo el boom cuando logramos una vicepresidencia y todavía nos falta tener una presidenta”, expresó.

Dijo que lamentablemente los partidos tradicionales no permiten mayor participación de las mujeres, sin embargo, cree que con el 30% de ellas en los testamentos públicos o partidos de gobierno, es el inicio.

“Queremos que la población tenga la conciencia, de que si un hombre puede dirigir, una mujer también lo puede hacer, y que las mujeres se arriesguen y tengan ese tipo de ambiciones de liderar puestos públicos y llegar a las esferas del poder”, planteó.

Ana María Belique, recomendó romper la barrera dentro de la sociedad, ya que considera que no existen puestos para hombres y para mujeres, sino que quien los quiera ejercer y tenga la capacidad, bienvenido sea.

Dijo que lo único que pide es que se les dé la oportunidad y los derechos a las mujeres, porque todavía se denota la desigualdad en su país.

“También pedimos que se respeten los derechos de los jóvenes capacitados y que tienen ideas nuevas para aportar. No queremos seguir con las viejas costumbres patriarcales que funcionaron en algún momento, ya que ahora necesitamos algo diferente”, opinó.

La activista expuso que las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana están muy limitadas en todo lo que se refiere a estudio y trabajo, ya que con el proceso de documentación, en vez de abrirles caminos, lo que hacen es que las imposibilitan.

“Casi todas nuestras compañeras tienen que trabajar en casas de familia limpiando. Son jóvenes que tiene muchas capacidades, son brillantes y no pueden ingresar a la universidad porque no tienen cédula de identidad”.

Finalizando, lamentó que otras mujeres tengan las posibilidades limitadas y les toque trabajar casi como esclavas en una casa, puesto que no cuentan con un horario de descanso para hacer una carrera, adquirir nuevos conocimientos e ir escalando socialmente.

¿Para qué vale la vida, para qué vamos a la escuela, para resumirse a ganarse el dinero limpiando? , preguntó Ana María, al tiempo que sustentó que no solo es culpa de las penurias de la sociedad, ni el factor económico, sino que es el propio país que les impide desarrollarse.

“Es algo que hiere en lo más profundo del corazón”, concluyó.

Por Yeidy Sanmartín (@amnistia)

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