Integrantes del Movimiento Reconocido participan en proyecto de electrificación de bateyes en El Seibo
Conjuntamente con la organización Casa Pueblo de Puerto Rico, integrantes del Movimiento Reconocido participaron en un importante proyecto para brindar el acceso a la electricidad a bateyes históricamente marginados por el Estado dominicano y los empresarios del azúcar en la provincia de El Seibo. Como resultado de este trabajo, Batey Brador y Batey 50 cuentan desde el mes de julio con paneles solares que les proporcionan electricidad para el alumbrado de las calles, el funcionamiento de un freezer comunal y una televisión en cada batey. Adicionalmente, en cada una de estas comunidades un barrancón subdividido entre cuatro y seis viviendas recibe electricidad, lo que permite a quienes viven allí contar con iluminación, cargar sus celulares o tabletas, entre otras tareas cotidianas que requieren electricidad. Es un logro extraordinario, producto de la organización y la lucha de los trabajadores cañeros y sus familias, que abre nuevas oportunidades a comunidades con necesidades apremiantes.
Según cálculos del Movimiento Reconocido aún hay al menos 69 bateyes sin acceso a luz eléctrica en el país. “Este proyecto no solo ha encendido luces sino que ha encendido la esperanza en los corazones de quienes viven aquí”, destacó una nota de prensa de los impulsores locales del proyecto, quienes destacan que se enmarca en un conjunto de objetivos organizativos y sociales como mejorar el acceso a la educación y a la información, mejorar el acceso a servicios públicos, crear espacios recreativos, generar capacitación laboral, reducir los embarazos adolescentes y superar los desafíos de documentación.
Algunas familias que participan en este proyecto recibieron amenazas de desalojo por parte de representantes de la empresa estadounidense Central Romana, luego de la aparición el 30 de agosto de un reportaje en el medio estadounidense Democracy Now en el que se mencionó el proyecto de los paneles solares. A juicio de miembros de las comunidades, las cuales están asentadas en tierras controladas por Central Romana, la persistencia de los desalojos, las violaciones a los derechos laborales y la persecución contra trabajadores y activistas demuestra que la empresa no tiene ninguna intención de rectificar o mejorar sus prácticas a un año de las sanciones impuestas por el sistema aduanero estadounidense al constatar la existencia de trabajo forzoso.
Estas amenazas no son nuevas. Luego de que el año pasado Sandy Tolan y otros periodistas realizaran reportajes sobre los abusos laborales y desalojos violentos por parte de Central Romana contra los trabajadores haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana, y luego de la visita de congresistas estadounidenses a algunos bateyes de la región Este, miembros del sindicato de Central Romana, un sindicato amarillo al servicio de la empresa, amenazaron a la luchadora social e integrante del Movimiento Reconocido, Epifania Saint Chals con represalias debido a su activismo de defensa de los derechos humanos y los derechos laborales. Epifania ha sido durante muchos años una destacada luchadora en defensa del derecho a la nacionalidad de las personas dominicanas de ascendencia haitiana, las pensiones de los cañeros, contra los desalojos arbitrarios y por la dignificación de los bateyes.
Ante las denuncias sobre estas amenazas, uno de los funcionarios de Central Romana involucrados fue aparentemente suspendido o trasladado a otra dependencia. Sin embargo, los desalojos son permanentes contra trabajadores cañeros, incluyendo el caso reciente del Batey La Mallita, donde trabajadores retirados, a los cuales la empresa se niega a pagar prestaciones laborales y el Estado se niega a pagar pensiones, están bajo amenaza de expulsión.
Antes de la electrificación de Batey Brador y Batey 50, las personas tenían que viajar 25 minutos en motor y pagar a un colmado alrededor de 25 pesos para cargar un celular. Ahora pueden hacerlo desde sus casas. Adicionalmente, jóvenes de la comunidad recibieron preparación para realizar el mantenimiento a los paneles. A pesar de la política oficial de marginación contra los bateyes, las comunidades se abren paso a nuevos horizontes con su propia lucha.