Por: Elena Lorac /Coordinadora Nacional /Movimiento Reconoci.do
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora es más que flores, es más que platillos envueltos o felicitaciones. A veces detrás de frases bonitas se termina escondiendo el verdadero significado de esta conmemoración. Se trata de recordar, honrar y continuar la lucha de millones de mujeres en el mundo que se han levantado exigiendo el reconocimiento de nuestros derechos civiles, políticos y económicos, que han hecho grandes sacrificios por la construcción de una verdadera igualdad que ponga fin a la opresión patriarcal, la explotación, la exclusión y la violencia que sufrimos.
Este 8 de marzo nos encontramos nuevamente ante grandes retos para nosotras las mujeres negras, las mujeres haitianas, las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana. Vivimos en una sociedad de enormes desigualdades, bajo un Estado racista, cuyos gobiernos nos persiguen y discriminan por nuestro color de piel y nuestros orígenes. Seguimos cargando el peso de ese pasado colonial y esclavista, bajo las nuevas formas de violencia y perpetuación de la exclusión, como ha ocurrido con la desnacionalización racista contra más de doscientas mil personas, hace diez años.
Hoy apostamos a la visibilización de las mujeres trabajadoras, levantamos nuestras voces y puños en señal de lucha y de resistencia contra un sistema que oprime, que explota y empobrece, que niega la autonomía de nuestros cuerpos, que menosprecia y que incluso mata a las mujeres. Sistema en el que las mujeres haitianas y sus descendientes dominicanas, mujeres de los bateyes y campos, de los barrios, enfrentamos la mayor carga de esa violencia, sumando a todo lo anterior las detenciones arbitrarias, la extorsión policial y migratoria, los allanamientos sin orden judicial a nuestras comunidades y viviendas, la negación de servicios esenciales como la luz y el agua, los empleos precarios, la negación de la seguridad social, y hasta la persecución en los hospitales, bajo la incitación de un discurso de odio oficial contra las mujeres embarazadas, llamadas “parturientas”.
En esa lucha que continuamos está el verdadero sentido del 8 de marzo, en el reconocimiento de la fuerza y el poder que tenemos las mujeres trabajadoras de luchar por nuestros derechos y cambiar esta sociedad. Quienes participamos en la lucha por un futuro distinto sí nos podemos decir a nosotras mismas: ¡Felicitaciones! No por el mero hecho de ser mujeres, sino porque luchamos, porque somos guerreras que nos levantamos contra la opresión.
A todas las mujeres trabajadoras les decimos: sigamos firmes y unidas luchando contra este sistema, hasta alcanzar la verdadera igualdad, el respeto y goce de todos nuestros derechos.